Este 15 de octubre hemos querido centrar los actos en memoria de las mujeres que han perdido la vida a causa del Covid19.
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Víctimas y familiares ocuparán nuestra conmemoración y a ellas queremos rendir homenaje en esta fecha tan significativa para la Federacion que tengo el honor de presidir. Socias que nos han dejado tras formar parte de la gran familia de AMFAR durante años. Mujeres que trabajaron duro para sacar adelante a sus familias y mejorar la calidad de vida de sus municipios.
La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto que las mujeres, nuevamente, han sido las grandes perjudicadas de nuestra sociedad. El punto de partida ya era de desventaja. Mayor índice de paro, salarios inferiores y menor independencia económica. Las mujeres encabezan el trabajo temporal, dedican más tiempo a las tareas domésticas y al cuidado de personas dependientes, y en las zonas rurales, además, se cuentan con menos recursos asistenciales y peores infraestructuras.
La realidad de la pandemia ha puesto sobre la mesa las carencias digitales del medio rural, la brecha digital. Según datos del INE, el 91,4% de los hogares tienen conexión a internet, un porcentaje que baja a 86,8% cuando analizamos los municipios de menos de 10.000 habitantes. Esto origina una triple brecha digital que depende de la ubicación geográfica, la edad de la persona usuaria y el tamaño del municipio.
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El mundo rural debe estar conectado mediante una red de banda ancha para poder desarrollar plenamente sus capacidades. Por este motivo, el reto de la brecha digital ha pasado a ser una de las grandes prioridades en AMFAR. El acceso a la banda ancha, a las nuevas tecnologías de la comunicación y a Internet son medidas que deben acometerse para garantizar la igualdad de oportunidades de la población rural y evitar una nueva discriminación.
En estos últimos meses, hemos podido constatar que la actividad productiva y las nuevas tecnologías son grandes aliados. La digitalización debe servir para dinamizar el territorio rural poniendo en valor todos los recursos que ofrece cada zona. Si conseguimos este objetivo, podremos conseguir otro gran reto que es el de combatir la despoblación.
También hemos constatado que las mujeres rurales han sido un ejemplo en estos meses de pandemia. Ellas han sido el pilar fundamental de las familias. Se han ocupado de que los hijos siguieran su curso escolar a distancia, sin herramientas digitales en algunos casos, atendiendo a los familiares dependientes, y desde el comienzo de la pandemia, ofreciendo su solidaridad a los que están en primera línea de batalla, cosiendo mascarillas o llevando la compra o la comida a quienes más lo necesitaron.
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Quiero aprovechar estas líneas para recordar que desde AMFAR seguiremos trabajando en la formación de las mujeres rurales, en el emprendimiento, la incorporación al sector agrario, en la igualdad de oportunidades, y la lucha contra la violencia de género, entre otros.
En AMFAR nos hemos visto en la obligación de reinventarnos, nos hemos volcado por seguir ofreciendo lo mejor de nosotras mismas a nuestras afiliadas para continuar prestando los servicios que necesitan y mantener la actividad de nuestra entidad a pleno rendimiento.
Por último, en este 15 de octubre, lanzo un mensaje de ánimo a todas las mujeres rurales para que continúen su labor con la fuerza y el coraje que las caracteriza, que cuentan con el apoyo de AMFAR en estos momentos tan difíciles que nos ha traído la pandemia del Coronavirus.
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Confío en que nuestra unión y trabajo nos permitan salir cuanto antes de la crisis sanitaria, social y económica. Estoy convencida de que juntas lo conseguiremos y el próximo año celebraremos este Día Mundial de las Mujeres Rurales todas juntas como siempre lo hemos hecho. Hasta entonces, mi abrazo, ánimo y fuerza para todas las mujeres rurales.
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