Moral de Calatrava, 16 feb 2010.- Los Carnavales de Moral de Calatrava, han sido siempre unas fiestas muy arraigadas en nuestro pueblo, fiestas para disfrutar y vivirlas a tope.
Durante años han tenido una especial y destacada importancia, atrayendo y haciendo partícipes a toda la población local y también foránea, aunque por diversos motivos, en los últimos años, han ido decayendo en intensidad y participación, sobre todo “El Entierro de la Sardina”.
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Por ese motivo este año, la Asociación Cultural “Calatrava Virtus” se ha comprometido con su organización, donde pretendemos revitalizar su celebración. Pero para ello, necesitamos de la colaboración de todo el mundo, porque estas fiestas son para el disfrute de todos desde al más pequeño hasta el más mayor.
Desde nuestra asociación queremos organizar un Entierro de la Sardina por todo lo alto, por lo que nos gustaría mucho contar con la colaboración de todas las Peñas y Asociaciones de nuestro pueblo, así como con el sector de la hostelería. Desde aquí hacemos una llamada a toda la gente que quiera participar y disfrutar de la celebración del “Entierro de la Sardina 2020”
¡ÁNIMO Y VAMOS QUE LOS MORALEÑOS SI NO LO PROPONEMOS SABEMOS HACER LAS COSAS BIEN HECHAS Y A LO GRANDE!
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Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma con el “Entierro de la Sardina”.
Una tradición que ha llegado a nuestros días y que viene de siglos atrás. Aunque su origen es algo incierto parece que se remonta al S. XVIII.
Algunos historiadores señalan que el origen de la sardina era una loncha de tocino a la que llamaban “sardina”. Enterrarla significaba que comenzaba el tiempo de Cuaresma en el que estaba prohibido comer carne. Otros apuntan que la sardina enterrada simbolizaba el ayuno y que escogieron este pescado porque era lo que se solía tomar a media mañana en aquella época.
También existe una explicación que tiene más que ver con lo político que con lo religioso. Parece ser que Grimaldi, el último de los ministros de Carlos III, apodado como “la sardina” por su delgadez y por su vestimenta siempre plateada, cuando abandonó España fue despedido por el pueblo de Madrid con una mascarada que portaba una gran sardina.
Fuera cual fuese el origen, lo cierto es que esta tradición echó raíces. En el Madrid de 1839, se describe la fiesta y a las personas que la celebran con todo tipo de detalles, desde el pelele que previamente había estado expuesto ante la vista de todo el barrio (Rastro) hasta los coros que acompañaban y seguían a la extraña procesión.
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A este entierro se sumaba una representación de la Cuaresma con una figura de cartón de una vieja con siete piernas que representaban las siete semanas de la Cuaresma. Era conducida por el séquito pero, al contrario del fantoche que iba a llegar a su fin, ella era coronada con un cetro de espinacas y envuelta en un manto negro. Comenzaba su reinado y así vestida, era llevada a la Plaza Mayor. Se exponía en una casa y cada semana que pasaba se le cortaba una pierna hasta que el Sábado Santo, al celebrar la Resurrección se acababa con ella. La vieja de cartón se hizo muy popular durante los siglos XVIII y XIX. Tanto, que la gente se compraba una imagen grabada en madera con este símbolo cuaresmal y le iban arrancando piernas mientras duraba el tiempo de penitencia
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