Texto: Juan Francisco Carricondo Sánchez. Profesor de biología y geología en el IES Peñalba (Moral de Calatrava). Ester del Real de La Fuente. Profesora de lengua castellana y literatura en el IES Berenguela de Castilla (Bolaños de Calatrava).
Fotografías: Alfonso Delgado Torres
Las lomas y alineaciones serranas cuarcíticas junto a las formas de relieve volcánicas son uno de los rasgos más característicos del paisaje del Campo de Calatrava. El relieve es aquí, al igual que en el sector sur y occidental de la provincia de Ciudad Real, de tipo apalachense donde los materiales más duros y consistentes como las cuarcitas resaltan sobre los más deleznables como las pizarras que han sido erosionados.
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La extremada verticalidad de las cuarcitas en Moral de Calatrava, con buzamientos o inclinaciones cercanas a los noventa grados da lugar a paredes verticales y relieves en crestería. Estos relieves profundamente desgastados por la erosión dan lugar a la acumulación de fragmentos de roca en su base. Rocas cuarcíticas que forman parte y definen un paisaje al cual dieron nombre sus primitivos moradores ya en los albores de la historia.
La verticalidad de los estratos y su disección dan lugar a la Garganta de Moral, paso natural hacia esta población. Sin lugar a dudas, los paisajes cuarcíticos, profundamente diaclasados y ero-sionados, con aspecto a veces ruiniforme y que forman crestas, gargantas y desfiladeros de excepcional belleza son una seña de identidad del paisaje de Moral de Calatrava. El acúmulo de piedras consecuencia de su erosión en su base dio nombre a esta localidad ciudadrealeña.
EL TOPÓNIMO MORAL
Podría pensarse en un primer momento, fruto de una reflexión precipitada que el topónimo Moral procede de la presencia en la zona de moreras. De todos es sabido el arraigado cultivo de las moreras para la producción de la seda que tuvo lugar durante la dominación árabe y que pudo dar lugar a una plantación en la ubicación del actual pueblo de Moral de Calatrava.
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Sin embargo, posiblemente este no sea el origen del topónimo o nombre de esta localidad ciudadrealeña. Como pone de manifiesto Villalta siguiendo a Galmés de Fuentes, (2004: 99) a la hora de analizar este topónimo debe tenerse en cuenta la raíz prerromana mor– de donde deriva el topónimo.
Esta raíz está presente en numerosos topónimos como Mora de Toledo, Moratalla, Moreda, Moratalaz y viene a significar “montón de piedras”. En el caso del cercano Moratalaz en las inmediaciones de Daimiel los autores de este artículo pensamos que debe de interpretarse como campo sembrado con abundantes piedras en su terreno. Así este paraje aparece con el nombre de Moratalax en la Edad Media y en Moratalfaz en los diplomas más antiguos. Este último vocablo es muy esclarecedor pues pone de manifiesto la unión del prerromano mor (presencia de rocas) y el árabe al fahs desvirtuado a al faz que significa el campo sembrado. Este último topónimo al fahs está ampliamente documentado en el sureste peninsular especialmente en la mayoría de los LAR de los municipios integrantes del antiguo reino de Granada, como es el caso de Oria en la provincia de Almería donde pervive con la denominación de Frax. Inocente Hervás y Buendía interpretó erróneamente el topónimo Moratalaz en su Diccionario histórico y geográfico asignándole la significación de burgo o lugarcillo amurallado pensando que podría tener su génesis en un diminutivo de Morata.
Sin lugar a dudas, Moral (amontonamiento de piedras) es un topónimo adecuado para la localización geográfica de este pueblo donde las cuarcitas que forman crestones verticales son sometidas a un intenso proceso de desmantelamiento y dan lugar a un gran acumulo de rocas fragmentadas. Este hecho se observa especialmente en la entrada a la localidad siguiendo la carretera comarcal que une Bolaños con Moral de Calatrava en el paraje denominado toponímicamente la Garganta de Moral donde las alineaciones serranas son estranguladas y diseccionadas abriendo un paso natural hacia el ya cercano municipio. La Sierra del Moral sería pues La Sierra de las piedras.
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La raíz mor– desconocida para los habitantes que se asentaron en Moral de Calatrava en la Edad Media quedó asociada lingüísticamente al concepto moral (plantío de moreras). Igualmente ocurrió con los topónimos de otros municipios cercanos con un nombre aparentemente asociado a plantaciones hortícolas como es el caso de Manzanares y Membrilla, más aún teniendo en cuenta que ya las Relaciones topográficas de Felipe II atestiguan el cultivo de manzanos y membrillos en ambas localidades. Así Manzanares según García-Noblejas (1973) procede de mancil-nahar que significaría la posada del río o la posada de Nahar.
Existen multitud de ejemplos similares al de Manzanares como es el caso de Mazarrazin – manzil Razin o la posada de Razin y otros más propuestos por Galmés de Fuentes. Igualmente el topónimo Membrilla, analizado en profundidad por Villalta en 1996 a partir de los acertados estudios iníciales de Sánchez-Prieto, procede mambla o mamblilla, de significación mota o montecillo de forma redondeada o forma de teta o pecho de mujer. Es posible que así denominaran sus primeros pobladores al cerro del Espino junto al cual está ubicada la población. Caso contrario es el de Poblete que, aunque pudiera interpretarse como un “pueblo pequeño”, si procede de un plantío de árboles, en concreto álamos. En concreto procedería de Populus o árbol del pueblo a partir de la forma populetum.
PAISAJE Y TOPÓNIMO DE PEÑALBA
Uno de los parajes más bellos del término municipal de Moral de Calatrava es el paraje de Peñalba que está a tres escasos kilómetros del núcleo de población. Se accede a él desde el camino con el mismo nombre que parte del actual instituto de educación secundaria.
Llegados a Peñalba una pared de extremada verticalidad formada por blancas y cristalinas cuarcitas ampliamente fracturadas o diaclasadas se erige sobre el paisaje dominando la panorámica del conjunto.
En su base se encuentra una pedrizao cúmulo de fragmentos de rocas que han sido erosionadas por gelifracción. Este proceso consiste en que el agua penetra en las grietas de las formaciones geológicas y por la noche al congelarse aumenta de tamaño disgregando las rocas.
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La formación de muchas de las denominadas popularmente pedrizas en nuestras latitudes tuvo lugar fundamentalmente durante los fríos pleistocenos hace 1’5 millones de años (Edad de hielo). Precisamente en las blancas y cristalinas cuarcitas anteriormente descritas encuentra su origen el topónimo Peñalba, formado por la unión de las voces castellana peña y latina alba que viene a significar la peña blanca.
Otras voces similares en sectores geográficos cercanos formadas por la unión de dos vocablos, el segundo de ellos el latino alba son Villalba y Torralba, formada esta última por la unión de turris (torre) y alba (blanca) nombre que le dieron los pobladores cristianos por el color blanco de los restos de la torre romana junto a la cual se edificó una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción
DESPEÑAERO
Vista del Despeñaero mostrando el manantial temporal de agua que emana de su cima, febrero de 2008. La voz castellana peña forma igualmente parte de numerosos topónimos en el sector.
Este es el caso de Valdepeñas o Valle entre las peñas, donde aparece unido del latín val con significación de valle. Igualmente en Moral de Calatrava encontramos el paraje del Despeñaero, profundo cortado formado por crestas cuarcíticas por donde discurre el agua formando un arroyo tras las lluvias invernales. Estos manantiales de agua intermitentes han sido denominados frecuentemente en la provincia por la toponimia popular chorreras. Valga el ejemplo de la archiconocida chorrera de Horcajo de Los Montes.
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