Mª Dolores López-Tercero Sánchez.- Hace décadas, era habitual ver en las calles de muchos pueblos de España, y en especial en las grandes ciudades, la figura del barquillero. Muy posiblemente, era costumbre verlo también en Moral de Calatrava, sobre todo en los días festivos.
Paulatinamente, y debido a las circunstancias socioeconómicas de nuestro país, este trabajo ha ido perdiendo fuerza, hasta llegar al punto de desaparecer para, hoy día, intentar que se recupere de nuevo.
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Si quieres saber más sobre el desempeño de los barquilleros, te invitamos a seguir leyendo. El oficio del barquillero se desempeñaba con la venta ambulante de barquillos, e incluso pipas y caramelos, que eran transportados en una cesta de mimbre.
Transportaban también con ellos una pequeña ruleta, de colores y numerada, con la que los clientes probaban fortuna, siendo el que obtenía el menor número de todos quien debía pagar los barquillos del resto, es decir, quien invitaba.
Tuvo su mayor auge en la capital española, durante el siglo XIX y primer tercio del XX, siendo los momentos de la posguerra los que hicieron desaparecer este oficio, debido al hambre y pobreza que se vivieron durante ese periodo.
Esta profesión era igualmente desempeñada por hombres como por mujeres, aunque estaba más generalizado el desempeño de la misma por los varones.
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En la actualidad, se ha intentado recuperar la figura del barquillero en Madrid, con la venta ambulante de hombres vestidos con el traje goyesco, típico de la capital, para intentar llamar de este modo la atención de los transeúntes. Sin embargo, no está teniendo demasiado éxito.
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