Oficios desaparecidos.- El hachero

Mª Dolores López-Tercero Sánchez.- Aunque se trata de una falsa afirmación, todos hemos escuchado alguna vez eso de: “una ardilla podría cruzar toda la Península Ibérica, desde Gibraltar hasta los Pirineos, de rama en rama, sin tocar en ningún momento el suelo”.

Con ello se trata de dar conciencia de lo mucho que ha cambiado España y, aunque nunca fue tal la cantidad de árboles, sí es cierto que con el paso del tiempo, éstos han ido disminuyendo en favor de las deforestaciones llevadas a cabo por el hombre.


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Mucho tuvo que ver con todo esto el antiguo oficio del hachero, hoy día desaparecido por el avance de nuevas maquinarias en el trabajo de campo.

El hachero, oficio ya extinguido, pasaba largas temporadas en la montaña, donde se abastecía de la materia prima necesaria para desarrollar su trabajo: los árboles.

Talaba los árboles seleccionados con su hacha de doble filo.

Además, los derroñaba, es decir, les quitaba las hojas, ramas y corteza, dejándolos limpios y preparados para el posterior trabajo del leñador, quien extraería la leña que más tarde sería vendida.


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La aparición de nuevas herramientas, como la motosierra, hizo que ambos oficios, el de hachero y leñador, se fusionaran en uno solo, llevado a cabo por la misma persona.