Mª Dolores López-Tercero Sánchez.- Si hace unas semanas hablábamos del oficio de las hilanderas, hoy os traemos el oficio del pelaire, directamente relacionado con el anterior, pues este trabajador se encargaba de manipular la lana de las ovejas.
Pero, si quieres saber más sobre la historia de este oficio ya desaparecido, te invitamos a seguir leyendo.
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La palabra pelaire es típica castellana, siendo más conocido en Cataluña y Valencia como paraire o peraire. Aunque la morfología de la palabra cambie ligeramente, su significado es el mismo, pues atañe al mismo trabajador.
Con anterioridad a la Edad Media ya existía este oficio; sin embargo, es en este periodo cuando se formó el gremio, o cofradía, de los pelaires.
Como todas las cofradías de trabajadores, tenían que obedecer a una serie de reglas, que en torno al año 1520 eran, entre otras, las siguientes:
- – Para poder ser pelaire, debían aprobar un examen realizado por el maestro del oficio, al cual sólo podían acceder aquellos que, previamente, formasen parte de esta cofradía. De no ser así, serían multados con el pago de sesenta sueldos.
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- – Para poder despedir a un trabajador, el pelaire debía darle, al menos, veinte días de tiempo. Del mismo modo, si el trabajador quería abandonar su puesto, debía darle al amo veinte días de plazo. En caso de no cumplirse con este tiempo, se prohibía que ningún otro pelaire diera trabajo al oficial.
- – Esta cofradía poseía un fondo común, aportado por los artesanos, para poder afrontar los gastos ocasionados en caso de enfermedad de alguno de ellos.
Navarra era uno de los reinos donde existió el gremio de los pelaires y donde tuvieron gran fama. Siempre hubo trifurcas entre trabajadores de distintas localidades, como por ejemplo, la documentada en el año 1598, entre pelaires de Iruñea y Agoitz y comarca, en la que los primeros demandaron a los segundos por no ser examinados por maestros de Iruñea. Finalmente, ganaron el proceso los pelaires de Agoitz y comarca.
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El trabajo del pelaire consistía en el procesado de la lana, desde el esquilado de las ovejas en mayo, hasta que llega a las hilanderas, o tejedoras.
El pelaire clasificaba la lana recién esquilada; la lavaba para eliminar las impurezas que pudiera tener; la estiraba, para que quedase sin grumos y pudiera ser mejor trabajada y; la rociaba con un poco de aceite, dándole una textura más suave. Por último, se peina por medio de dos peines con púas largas de acero.
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