Mª Dolores López-Tercero Sánchez.- La figura del sereno ha estado muy presente, durante varios siglos, en buena parte de la geografía española. En Moral de Calatrava, también contamos, hasta hace unas décadas, con este personaje entre nuestros vecinos.
Encargado de vigilar y procurar el bienestar de los ciudadanos en las noches, también desarrollaba otras funciones. Si quieres saber cuáles eran estas funciones, así como otros datos de interés, Esquina de Mauricio, te invita a seguir leyendo.
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Los primeros serenos datan de principios del siglo XVIII, más concretamente de 1715 y, cincuenta años más tarde, el 12 de octubre de 1765, se creó el “Cuerpo de serenos”.
Presentes, no sólo en España, sino también en buena parte de las colonias españolas del sur de América, esta figura desapareció en el siglo XX, aunque en la actualidad ha sido recuperada en algunas zonas, como es el barrio Chamberí de Madrid, en Murcia o con la creación del “Programa de serenos de Gijón”.
Dependían de los ayuntamientos, los cuales les proporcionaban el uniforme, con capote, garrota o chuzo, farol, gorro y, pito o silbato.
Para poder desempeñar el cargo de sereno, éstos no podían poseer ninguna tienda o establecimiento, y debían depositar una cantidad de dinero, a modo de fianza, por posibles faltas que pudieran cometer.
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El salario era muy precario, lo que les obligaba a pedir la voluntad entre los vecinos y, en Navidad, pedir el aguinaldo.
Entre las tareas de estos funcionarios del ayuntamiento, se encontraban, no sólo el vigilar las calles durante la noche, sino también el encendido y apagado del alumbrado público, así como el mantenimiento de éste. Anunciaban la hora e incluso el parte meteorológico, siendo muy común el escuchar, cada hora: “la una y sereno”, por las distintas calles.
Poseían un llavero con todas las llaves de las distintas casas y puertas de la localidad o ciudad, de modo que si algún vecino perdía su llave o se le olvidaba, sólo tenía que llamar al sereno, con unas palmadas y gritando: “¡¡sereno!!”, para que éste le abriera la puerta de su casa.
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Recorrían las calles durante la noche, intentado mantener el orden, evitando peleas o robos. En caso de incendio, o cualquier otra necesidad, el sereno avisaba a los bomberos o policías con su silbato.
Sin embargo, tanto se llegó a abusar de esta llamada de auxilio que, llegaron a no hacerle caso en muchas ocasiones, dando lugar al conocido dicho: “tomar por el pito de un sereno”.
Una de las funciones más curiosas de los serenos, era que, en las zonas costeras, despertaban a los pescadores, quienes, ataban en las aldabas de sus puertas, una cuerda con los nudos necesarios para que éste supiera a qué hora debía despertarles, de tal modo que si debían ser llamados a las cuatro, hacían cuatro nudos en la cuerda; y si, era a las cuatro y media, hacían cuatro nudos y un lazo.
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Lo curioso es que, durante el desempeño de su trabajo, no podían entrar en ninguna casa, ni ajena, ni la suya propia, salvo en caso de extrema necesidad. Así, como tampoco podían pararse a conversar con ningún vecino.
Fuentes documentales:
– http://dunkincoffee.es/blog/oficios-en-extincion-el-sereno/
– http://www.oficiostradicionales.net/es/urbanos/alguaciles/serenos.asp – http://urbanexplorerapp.com/el-sereno/
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