Tomás Fernández Moreno.- Manuel Cuevas García nació en Moral de Calatrava en 1916, en la calle Santa Bárbara (Callejón del Trueno), de esta localidad, que en la actualidad lleva su nombre en su honor. Su infancia fue difícil y dura. Estudia primero en las Escuelas Pías desde hay pasa a realizar estudios en el colegio de franciscanos de Alcázar de San Juan, después pasa a los colegios franciscanos de la Puebla de Montalbán, Arenas de San Pedro, donde realiza el noviciado, desde ahí es trasladado a los franciscanos de Pastrana; colegios en los que se familiariza con la cultura clásica.
Abandona la Orden Franciscana, sin llegar a realizar el presbiterio, y estudia Bachillerato y Filosofía y Letras por libre, dedicándose posteriormente a su enseñanza. Desde muy niño sintió la inquietud de escribir poesía y recuerda que su primer poema fue un Romance que dedicó al viejo molino del Cerro San Cristóbal, por aquellas fechas en ruinas.
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Pero esa primera dedicación a la poesía fue pasajera, ya que debido a que los tiempos eran difíciles se tuvo que hacer declamador y recitador profesional trabajando en Compañías de prestigio como las de Pastora Imperio, Raquel Meller o Manolo Caracol. Su trabajo consistía en alternar el cante con recitar poesía.
Hasta que un día su buen amigo, el poeta valdepeñero Juan Alcaide al leer varios de sus poemas, le dijo: “Escribe muchacho, no seas tonto, que escribir poesía es lo tuyo y deja de recitar porque estás perdiendo el tiempo”, y a partir de ese momento comenzó una fructífera e inagotable producción poética.
Al estallar la Guerra Civil y con apenas veinte años es llamado a filas, pero lejos de utilizar, como arma, su fusil lo que utilizó fue su magnífica poesía, recorriéndose casi toda la provincia de Ciudad Real y obtenido un enorme éxito como recitador de poemas.
Durante esta fratricida guerra tuvo ocasión de conocer y relacionarse con otros grandes poetas de la época: conoció a Rafael Albertí y estuvo con él en el frente, visitó la casa de Vicente Alexandre en más de una ocasión.
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A García Lorca lo conoció una noche en “Villa Rosa”, unos días antes de morir cuando Lorca marchó a Granada para estrenar “La Casa de Bernarda Alba”, desgraciadamente ya no lo volvió a ver más. Esa noche nuestro poeta le recitó a Lorca “El Prendimiento de Antonio el Camborio” intercalando al cante la parte que dice: “De Puente Genil a Lucena, de Loja a Benamejí…”; Lorca quedó impresionado y lo felicitó por su gran actuación. En el año 1937, en plena guerra, pasó una tarde entera en casa de Miguel Hernández en Orihuela, donde su hermano Vicente tenía una taberna; después, con posterioridad, visitó en varias ocasiones a Josefina mujer y viuda de Miguel Hernández.
Terminada la Guerra Civil, fue una víctima más y un maltratado de su tiempo por cuestiones sociales y políticas, es por lo que se vio obligado a abandonar su pueblo natal, para así poder rehacer su vida en otros lugares.
Comienza entonces para Manuel Cuevas García un duro y largo peregrinaje por tierras valencianas, primero en la ciudad de Cullera, donde en 1944 se edita su primer libro, que inusualmente no se trata de un poemario si no de un ensayo religioso titulado: “Ensayo Histórico de la Virgen del Castillo, Reina y Patrona de Cullera”.
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Tras residir y trabajar en varias localidades valencianas, a finales de los años 60 llega al pueblo de Tabernes de Valldigna, donde se establece definitivamente por vida y del que sería nombrado hijo adoptivo. En Tabernes se casó con Pepita, una valenciana sencilla y afable, con la que tuvo un hijo. Su mujer descendía de una familia de buena posición social lo que permitió a D. Manuel Cuevas dedicarse más plenamente a la poesía.
Allí realiza y edita toda su obra poética como también su gran actividad cultural y docente, que alterna con estudios libres y autodidactas de Filosofía Clásica y donde regentó una academia de enseñanza de Filosofía y Letras durante 20 años, cuando aun no se habían implantado los institutos, como los conocemos hoy en día, en España.
En otra etapa de su vida se empezó a interesar por el arte y comenzó a comprar pintura por afición, pero aquello por necesidad pronto se transformó en un negocio convirtiéndose, durante un gran periodo de tiempo en marchante de arte. D. Manuel Cuevas vivió, durante más de tres décadas, en esta bella localidad valenciana hasta el final de sus días, pero nunca se desligó de su pueblo natal y sus raíces manchegas, por eso su presencia fue latente en muchos de sus poemas.
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El crítico literario Manuel Dicenta dijo de él: “Los poemas del poeta manchego Manuel Cuevas, nos llevan a los paisajes de Benjamín Palencia o de Gregorio Prieto, ya que este escritor lírico de Moral de Calatrava, aunque afincado en Tabernes de Valldigna, es un enamorado esencial de esas tierras de molinos. Manuel Cuevas García, en contenido y forma, sabe a esa rica e innovadora Generación del 27”.
Su obra, arranca del drama de su condición humana en la que él manifiesta individualmente: el recuerdo de una infancia en su pueblo natal y su origen y la herida del rencor, el odio y la ingratitud de una guerra fratricida que le toco vivir en primera fila, siempre apenado por la soledad del ser humano. Este insigne y destacado poeta moraleño escribió un elevado número de poemarios:
- – Gritos del Llano y voz del Mar (1974),
- – Mi voz herida (1975),
- – Del odio a la concordia (1979),
- – La Mancha en pie (1981),
- – Mis tres llagas (1983),
- – Presencia del recuerdo (1987),
- – Tabernes en mi voz (1993),
- – Trilogía de mi amor ausente (1993),
- – Mis coplas por soleares (1993),
- – Desde mi ardiente soledad (1994),
- – Entre el ayer y el hoy (1997),
- – Moral de Calatrava en mi verso (1998),
- – Epigramas (1999),
- – Mis coplas y otros poemas (2000) y
- – El recopilatorio Poemas Escogidos (2001).
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Tuvo una gran relación con su pueblo y con la Mancha, prestando su colaboración literaria en Libros de Festejos y en “el periodiquillo de Moral” Voces del Pueblo, también formó parte del Grupo Literario Guadiana, difundiendo su poesía en la Revista Manxa. Volvió en más de una ocasión a su pueblo natal, al que tanto añoraba e idolatraba en infinidad de poemas. El Ayuntamiento de Moral de Calatrava en reconocimiento le dedico una calle poniéndole su nombre a la calle donde nació. Manuel Cuevas escribió un poema a este hecho:
...porque al darte mi nombre tu me has dado la dicha de una gloria inmerecida, tan solo por cantarte, agradecida, hoy mi voz de jilgueros se ha poblado. Por mi nombre ahora tuyo, calle mía, sabrán que en ti nací un lejano día a ser un niño pobre entre tu gente. Y que después el niño aquel ha sido un soñador despierto, que ha querido allí donde hubo pobreza estar presente. Que diferente tu ahora de aquella calle del Trueno Hoy te llamas de otro modo ya que tienes nombre nuevo, nombre nuevo que es el nombre de este humilde Moraleño
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Nuestro querido y admirado paisano D. Manuel Cuevas García falleció el día 9 de julio de 2002, a los 86 años de edad, en la población valenciana de Tabernes de Valldigna, lugar donde fueron exhumados sus restos.
En cuanto a su poesía el mismo la definió como una mezcla poética entre Antonio Machado y Miguel Hernández, aunque con marcadas influencias de Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz y Luis de Góngora, sobre todo en el uso de la metáfora como parte esencial del verso. Aunque sus preferencias poéticas y admiración se decantaron desde muy temprana edad hacía la poesía de Juan Ramón Jiménez por ser un poeta mucho más lírico y completo.
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