Lorenzo Fernández Molina.- La mayoría de los jóvenes no habréis oído hablar de lo que en su día fueron las cartilla de racionamiento. Los de mi edad tenemos el recuerdo de haber visto alguna cartilla de éstas en el baúl de los recuerdos de la casa de nuestros padres o bien la hemos tenido que utilizar.
El periodo posterior a la Guerra Civil y debido a las guerras -civil española y II mundial-, a la política económica de Franco, al aislamiento internacional y a la falta de hombres en España escasearon los alimentos. Una orden Ministerial de 14 de mayo de 1939 estableció un régimen de racionamiento para los productos básicos alimenticios y de primera necesidad. Publicidad: Con la imposición de la cartilla se creó la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes -para el pueblo Comisaría de Abastos- que se encargó de repartir los productos. Este racionamiento no llegó a cubrir las necesidades básicas de la población y vinieron años de hambre y miseria. Los alimentos racionados se caracterizaron por su mala calidad y puso de manifiesto la corrupción y el mercado negro. Se establecieron dos clases de cartillas una para la carne y otra para el restos de productos básicos. Se dividió a la población en varios grupos: hombres adultos, mujeres adultas (80% del hombre), niños y niñas hasta los 14 años (60% del hombre) y hombres y mujeres de más de sesenta años (80% del hombre). Inicialmente las cartillas eran familiares pero en 1943 fueron sustituidas por cartilla individuales en mayo de 1943 (BOE de 15 de abril). Las cartillas podían ser de 1a, 2a y 3a categoría según el nivel social, el estado de salud y el tipo de trabajo del cabeza de familia. En función de ello el gobierno decidió controlar la distribución de las mercancías, asignando a cada persona cierta cantidad de los productos básicos más escasos: azúcar, arroz, aceite, pan, judías…, que había que recoger con la Cartilla de Racionamiento. Publicidad: Era imposible adquirir de una forma legal cualquier alimento que no estuviera controlado por el racionamiento, salvo que se acudiera al mercado negro que se llamaba «estraperlo», con precios por muy encima de lo establecido por la Comisaría de Abastecimientos. Las personas que se salían de la normativa legal tenían altos riegos de ser condenados con penas de cárcel. El racionamiento duró oficialmente hasta mayo de 1952, fecha en que desapareció para los productos alimenticios. Se estableció el mercado libre y los precios eran tan altos que una familia normal apenas se podía proporcionar los alimentos básicos; pero continuó el mercado negro y sólo los que tenían una posición acomodada o influencias podían vivir adecuadamente. El estraperlo. Es el comercio ilegal de artículos intervenidos por el Estado. La escasez de alimentos y de artículos de primera necesidad provocó el contrabando, el estraperlo y la especulación. La guerra nos dejó empobrecidos y llegó a España la hambruna. Poco había y lo poco que se podía adquirir en el mercado negro se llamaba estraperlo. Con comida insuficiente la gente se buscaba la vida. Buscaba cardillos y toda clase de hierbas comestibles que ayudasen a rescatar el hambre. Publicidad: El pan era la comida fundamental, aunque en la mayoría de los casos era pan negro hecho de maíz o de cebada, ya que trigo había poco y se consideraba artículo de lujo. Para hacer la matanza era necesario pedir permiso a las autoridades. Los gatos se comían como las liebres («dar gato por liebre»), aparecen las patatas a lo pobre, guisos de castañas, bellotas, malta o achicoria por café. Se impone la picaresca española. Era corriente que, cuando moría alguien que fumaba, sus familiares conservaran su «cartilla de fumador» el tiempo que podían, para así seguir retirando del estanco los «cuarterones» de picadura o el «caldo de gallina» que, en vida, habían correspondido al difunto. Picaresca de poca monta, a fin de cuentas, al lado de los grandes negocios de otros. Las monedas del régimen anterior dejan de tener valor. Se imprime nueva moneda: la perra chica (perrila), la perra gorda (patacón), el real, la peseta (la rubia) y el duro.
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