Mª Dolores López-Tercero Sánchez.- El espartero es el artista que trabaja la materia prima del esparto con sus propias manos, dando lugar a elementos de uso cotidiano, tan necesarios varios años atrás, tan apreciados por su arte en la actualidad.
Las nuevas industrias y formas de producir los mismos útiles con materias más económicas y de manera más rápida, han hecho que este oficio caiga en el olvido, siendo actualmente unos pocos los que se resignan a dejar de trabajar el esparto.
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La materia prima se obtiene directamente del campo, siendo el propio artesano quien la recolecta, aunque en los momentos de mayor auge de esta profesión estaban los atocheros, nombre derivado de la planta donde crece la materia prima, que eran los encargados de ir a buscar el esparto que posteriormente era trabajado por el espartero.
En primer lugar recogía del campo, haciendo una selección de las mejores hojas verdes y limpieza de otros restos vegetales. Se deja secar en el suelo hasta que queda de color amarillento, momento en que se introduce en agua durante unos treinta o cuarenta días para dotarlo de flexibilidad. Por último, se procede al golpeo con un mazo en repetidas ocasiones, para que la fibra se rompa y hacerlo útil para las manos del artesano.
Esta profesión, de nacimiento lejano en el tiempo y que era aprendida principalmente por los pastores de la zona, tuvo su momento de gran auge en los años de la posguerra, concretamente en las décadas de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. Tanta fue la importancia de este oficio que se llegó a crear en España el Servicio Nacional del Esparto, dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Agricultura.
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Los cinchos, en los que se envolvían los quesos para extraer el suero, eran algunos de los útiles derivados del trabajo artesano del espartero.
Como también lo son los serones, esportones, cuerdas, esteras, capachos e incluso albarcas. Útiles de uso cotidiano para nuestros antepasados y que, hoy día, han sido relevados en la mayoría de los casos a elementos de adorno.
Por suerte, todavía pueden verse a estos artesanos del esparto en algunos puntos de la geografía española, como es el caso de nuestra localidad, Moral de Calatrava.
Aunque muchos ya han fallecido, hay aficionados como Chaspín, aún podemos adquirir verdaderas obras de arte a paisanos como Antonio Arroyo, Antonio el de Peralta o “Junquillo”.
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